lunes, 22 de agosto de 2011

La Zamba de Vargas

Por Gerardo Frías

Interesante artículo publicado por la revista "Caras y Caretas" el 2 de noviembre de 1912

                La zamba es un baile sencillo y gallardo, más digno, sin duda, que el tango sensual, de atravesar los mares con su cadencia semejante al movimiento de las ondas y presentarse en París como manifestación de gracia y originalidad de nuestras danzas populares.
                Tiene corte y donaire andaluz. Su música, llena de jugos nativos, es un aire triste, un canto frigio, pero amplio y majestuoso, incitante con suave energía a los movimientos extensos y libres de la danza graciosa, desenvuelta y espontánea. Es el baile popular por excelencia en el norte de la república, y sus dulces sones envuelven íntimamente a los comarcanos cual si escucharan en ellos el eco misterioso  de las voces ancestrales.
                La titulada Zamba de Vargas tiene sobre su valor intrínseco de música auténtica de la tierra, el que le dio un episodio poco conocido de nuestras luchas civiles.
                Aun cuando Rosas desapareciera entre las humaredas del triunfo de Caseros, su sistema quedó en pie, y bien sabemos cuánto ha costado sacar a la joven democracia las manchas de la tiranía, tarea que quizás no terminaremos nunca, no porque no sea dama pulcra, sino porque el ideal le exige mayor pureza…



Aquello fue de un efecto inesperado...


                Don Juan Felipe Ibarra dejaba por testamento el gobierno de la provincia de Santiago del Estero a sus sobrinos los Taboada. En principio, democráticamente, el hecho es incalificable; prácticamente para los que viven sólo de pan no hay tanta gravedad.
                Don Manuel Taboada, gobernador, y su hermano Antonino, general, fueron, sin duda, de los hombres políticos más capaces del norte. Éste poseía vasta cultura, al punto de hablar correctamente el inglés, que no es poco para aquellos tiempos, lo que le valió la estima y amistad del general Mitre. Rubio como era, se cuenta que salvó la vida en cierta ocasión apurada, haciéndose pasar por  hijo de Albión. Don Manuel, político hábil, sagaz y valiente, todo a su modo, concibió el plan de un estado independiente segregado de la república, para lo cual proyectó una famosa liga que mucho trabajó costó desbaratarla al mismo Sarmiento, a quien llamaba “el presidente del Sud”.
                Hombres sencillos, con ideas claras, buenas o malas, procedían con energía y sin reates. Cuando la diplomacia provinciana enredaba sus garfios sedosos  en la telaraña de las sutilezas, las armas acudían presto a desembarazarla.
                De ese modo fue que los Taboada se vieron en la necesidad de invadir a La Rioja para someterla a su hegemonía con el pretexto de protegerla. En la provincia invadida predominaba la montonera que acaudillaba el titulado general Felipe Varela, con su ejército de riojanos y chilenos.
                Después de varios encuentros y de emboscadas, según el sistema de las montoneras, las fuerzas enemigas se encontraron en un campo desolado, a tres leguas de la ciudad, sobre un camino llano que señalaba un viejo pozo de balde, milagroso manantial de aquellas tierras áridas y sedientas, llamado el Pozo de Vargas, por su propietario, indudablemente.
                Al empuje formidable y enérgico de los aguerridos montoneros de Varela, las tropas de Taboada, menores en número, cedían paulatinamente y la derrota y el desbande eran inminentes; cuando de improviso ocurriósele al general santiagueño la peregrina idea de retemplar las fibras de sus soldados con los sones de la música regional y ordenó a la banda de música que tocara una zamba.
                Aquello fue de un efecto inesperado. Los santiagueños volvieron caras al compás de los acordes que despertaban en sus corazones todos los cariños del terruño, y enardecidos, bravos, los combatientes cobraron extraños bríos cargando al enemigo con tal denuedo que la derrota se tornó en victoria.
                Y desde aquel día memorable del 10 de abril de 1867 la zamba, convertida en himno guerrero que se oyó en el estruendo de la pelea, lleva el nombre de Zamba de Vargas.
                La música que ilustra este episodio, conservada por la tradición, se debe a un criollo que es músico por puro y exclusivo esfuerzo, y que nutre su inspiración en los temas de nuestra tierra.


Música de la Zamba de Vargas

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